El streaming domina la industria musical actual, con Spotify a la cabeza: en 2023 el streaming representó 67% de los ingresos globales por música grabada, y Spotify concentró cerca del 31% del consumo. Spotify alcanzó 678 millones de usuarios activos en 2025, de los cuales aproximadamente 22% provienen de Latinoamérica, una región importante en su crecimiento. Al mismo tiempo, en 2024 casi 12 millones de personas habían subido al menos una canción a Spotify. Frente a tanta competencia, lograr visibilidad entre tanta música y tantos creadores es un gran desafío, especialmente para artistas emergentes e independientes.
Las playlists son casi uno de los principales medios de descubrimiento de música en la era digital y los algoritmos tienen mucho que ver con esto. Para los artistas independientes de Latinoamérica, entrar en playlists “populares” como las editoriales de Spotify, en las algorítmicas personalizadas o listas armadas por usuarios/curadores/artistas puede significar un salto importante en su carrera.
Te voy a presentar un detalle profundo sobre la curación musical en playlists y su importancia para vos si sos un artista emergente o independiente. Desde los beneficios de aparecer en ellas, crear las propias y hasta algunas alertas que debés considerar sobre playlists falsas y streams artificiales. También veremos algunas estrategias de contacto con curadores, uso de publicidad en redes sociales y reflexiones sobre el papel de los algoritmos en los hábitos de escucha y la obsesión de muchos artistas con este asunto de las playlists.

Beneficios de ingresar en playlists
Aparecer en playlists populares puede impulsar notablemente la carrera de un artista independiente. Los beneficios principales incluyen una mayor exposición y potenciales oyentes nuevos y activos. Las playlists actúan como vitrinas donde miles de usuarios descubren música. Un solo tema incluido en una lista de gran seguimiento (25.000 seguidores aproximadamente) puede atraer a muchos oyentes que nunca habrían encontrado al artista por sí solos.
Por ejemplo, el artista francés Mathieu Saïkaly logró que su canción “Neptune” fuese agregada a 86 playlists de curadores independientes y en solo un mes sus oyentes mensuales aumentaron un 33%, alcanzando 10.961 streams (más que en los 9 meses previos con su lanzamiento anterior). Esa visibilidad multiplicada logró que más personas guardaran su canción y la compartieran. En el caso citado, una sola playlist llamada Longing Dance aportó 799 streams en ese mes, señal de un gran engagement y excelente para alimentar al algoritmo.
Estar en algunas playlists puede llevar a estar en otras y eso se conoce como efecto bola de nieve (una obviedad). Los usuarios que descubren tu música en una lista suelen añadirla a sus propias playlists personales si les gusta, generando un efecto dominó. En el ejemplo de Saïkaly, la campaña en Groover logró que “Neptune” apareciera en más de 300 playlists de terceros en un mes. Cada vez que gente real incorpora tu canción en sus listas, le están indicando a los algoritmos que tu música funciona, lo que a su vez aumenta la probabilidad de que la plataforma la recomiende aún más en las playlists algorítmicas personalizadas. Es un ciclo virtuoso porque más playlists llevan a más oyentes, lo cual genera mejores métricas (streams, guardados, compartidos) y esto deriva en que otros curadores también le presten más atención al track. Si vas a hacer una campaña de Groove, esto es algo que deberías mencionar siempre.
Las métricas para entrar a playlists editoriales
Spotify valora no solo el volumen bruto de reproducciones, sino la tendencia de crecimiento y la calidad de la interacción con cada canción. Si un artista muestra un aumento constante de oyentes y streams mes a mes (en lugar de picos fugaces seguidos de caídas), el sistema interpreta que está ganando tracción orgánica y sostenida. Las playlists pueden ayudar a sostener ese crecimiento al traer nuevos oyentes de manera continua. Además, muchos de esos nuevos oyentes se convierten en seguidores del artista si les gusta lo que escuchan. Con más seguidores en Spotify, cada lanzamiento futuro del artista aparecerá automáticamente en el Radar de Novedades de esos fans, una de las playlists algorítmicas más valiosas de Spotify. Es decir, ingresar en playlists hoy siembra el terreno para mayor difusión de tus próximos singles e incluso un álbum.
Aunque las codiciadas playlists editoriales suelen reservarse para artistas con cierto recorrido o apoyo de sellos y distribuidoras, una presencia destacada en playlists independientes puede llamar la atención indirectamente. Los editores de Spotify monitorean datos como el crecimiento de oyentes, el número de listas de reproducción donde figura una canción y su desempeño en ellas. Un tema que esté sonando en muchas playlists no oficiales con buenos indicadores de retención es un candidato más atractivo para ser incluido en una playlist editorial. De hecho, tras el éxito independiente de “Neptune”, Mathieu Saïkaly consiguió que su siguiente sencillo entrara en una importante playlist editorial (Exception Française de Spotify), atribuyéndolo en parte a la audiencia creciente y la presencia que había logrado en playlists de terceros.

Para un artista independiente, lograr que sus canciones figuren en listas de reproducción de todo tipo equivale a sonar en la radio en términos de alcance e impacto. Es una vía comprobada para aumentar reproducciones, ganar fans y acelerar tu posicionamiento en las plataformas (Spotify o la que elijas). Por supuesto, no todas las playlists son iguales. No es lo mismo aparecer en una lista con 200 seguidores inactivos que en una con 50.000 seguidores activos. Pero incluso pequeñas listas especializadas pueden sumar oyentes valiosos (de nicho) que se conviertan en “embajadores” de tu música. La clave es apuntar a playlists afines a tu estilo, donde tu canción realmente encaje en términos de sonido, género, estado de ánimo, para obtener reproducciones de calidad, es decir, oyentes que no solo den play, sino que escuchen el track completo, le den like, lo agreguen a su propia biblioteca o playlist y exploren más de tu catálogo o discografía. Esas interacciones valen oro, porque indican genuino interés y aumentan las posibilidades de que ese nuevo oyente se vuelva seguidor fiel en todos lados.
Beneficios de tener una playlist propia como artista
No solo se trata de entrar en playlists ajenas. Como artista también podés (y deberías) crear y promocionar tus propias playlists en Spotify. Esta es una estrategia a veces subestimada, pero con varias ventajas para artistas independientes por varios motivos.

Armar tu propia playlist y actualizarla regularmente te permite compartir tu gusto musical, influencias y recomendaciones con tus seguidores. Es una forma más personal de storytelling, porque los fans pueden descubrir sobre tu inspiración o el nicho de audiencia. Spotify incluso permite destacar en tu perfil de artista cualquier playlist que quieras, ya sea una lista donde estás añadido o simplemente la música que agregaste a tus listas propias.
Muchos músicos curan listas cuando tienen lanzamientos importantes, mezclando canciones propias con temas de otros artistas que admiran. ¿Por qué hacer esto? Porque la música que compartís habla de quién sos y construye tu marca artística. En la imagen podés ver una de mis listas que le enseña a Spotify con qué otros artistas tiene que enlazar mi música. Y permite que los fans escuchen esto en específico entre medio de tracks míos (nuevos o viejos según mi elección).
Tener una serie de playlists propias y conseguir que la gente las siga es una manera de promocionar tus propias canciones sin saturar siempre con mensajes directos de “ya disponible en todas las plataformas bla bla bla”. Podrías crear una lista llamada Novedades Indie Argentina donde incluís tu nuevo lanzamiento junto a canciones de otros colegas emergentes locales, con quienes además te podés poner en contacto para que promocionen la lista en historias de Instagram. Si la playlist ofrece un buen flujo y calidad, los oyentes la seguirán por su valor y naturalmente estarán expuestos a tu pista en el contexto adecuado. Incluso hay quienes invierten en promocionar la playlist en redes para conseguir seguidores en la lista, de modo que cada vez que actualices esa playlist, agregando tu nuevo lanzamiento, haya un público apto que lo escuche. En cierto modo, es como tener tu propio canal de difusión dentro de Spotify. Esto es especialmente útil si todavía no lográs entrar en playlists de terceros importantes.

Si tenés una playlist de artista, vas a tener que actualizarla regularmente para compartirla en redes sociales y mantener a tu audiencia enganchada entre lanzamientos, con mucho contenido mediante. En lugar de solo hablar de tu propia música, le das un valor añadido y mostrás un poco que sos referente de tu nicho. Esto puede atraer seguidores que inicialmente llegan por la playlist y luego terminan interesándose en tu proyecto. Además, te posiciona como un melómano generoso. En Latinoamérica y Estados Unidos, donde la figura del DJ siempre ha tenido peso, un artista que arma buenas playlists puede ganar reputación.
Al gestionar tu propia playlist, tenés control total sobre el contexto en el que se escuchan tus temas. Podés ordenar la lista a tu conveniencia, por ejemplo, poniendo tu canción entre otras de estilo similar o antes/después de un hit conocido para captar más la atención del oyente y del algoritmo de Spotify. Como consejo práctico te podría decir que mantengas tu playlist en un tamaño razonable, no más de 100 canciones, para no abrumar, actualizarla cada 15 días y que tenga una descripción atractiva invitando a seguirla y destacando algún enlace o tu usuario de Instagram y TikTok.
Playlists falsas, bots, campañas fantasma y otras trampas
El boom de las playlists también tiene su lado oscuro, la proliferación de playlists falsas o listas manipuladas con bots. Estas son playlists manejadas por personas o servicios poco éticos que, detrás de grandes promesas, ocultan prácticas fraudulentas. Para un artista independiente ansioso por ganar oyentes, puede ser tentador cualquier atajo que ofrezca cientos de miles de streams. Los estafadores lo saben y se aprovechan. Es importante entender qué son las playlists falsas, cómo reconocerlas y por qué debés evitarlas a toda costa.
Una playlist falsa típicamente se caracteriza por tener seguidores inflados artificialmente. Puede mostrar decenas de miles de seguidores, pero la mayoría son cuentas bot o inactivas. Esto lo hacen para lucir atractivas a artistas desesperados. Un signo de alarma es un historial errático de seguidores, como que la lista gane o pierda miles de follows de un día para el otro. Las cifras reales de engagement no cuadran con esos seguidores. Quizás tiene 50.000, pero casi sin oyentes activos, lo que podría indicar que muchos seguidores “fantasma” fueron comprados y ya ni interactúan.

Si tu canción entra en una de estas listas, podrías ver un pico de streams súbito desde fuentes extrañas o ubicaciones geográficas ilógicas para tu público. Por ejemplo, de pronto tenés 5.000 reproducciones en un día, pero todas provienen de un país donde nunca te han escuchado y luego caen a casi cero. Esa volatilidad sugiere uso de bots. Una playlist legítima suele generar reproducciones más estables y de lugares coherentes con el estilo musical.
Atento porque el algoritmo de Spotify ahora detecta toda fuente de reproducción falsa y lo castiga con la eliminación del lanzamiento.
A veces las listas fantasmas vienen asociadas a servicios de promoción un poquito turbios. Te contactan por DM o e-mail ofreciendo “miles de streams garantizados por $15” o ves anuncios en redes con promesas de campañas similares. Spotify prohíbe pagar por aparecer en playlists, así que cualquier curador que pida dinero directo por sumarte es sospechoso, además de antiético. Muchos de estos servicios en realidad usan bots para inflar las cifras. Algunas plataformas conocidas por prácticas fraudulentas (que han sido reportadas por artistas) incluyen Wavr.ai, ChartMob o Varsity Sounds, aunque te podría nombrar unas cuantas más.
¿Por qué es tan grave caer en una playlist falsa?
Principalmente porque pone en riesgo tu música y tu reputación. Spotify invierte muchos recursos en detectar streams artificiales y penaliza severamente cuando los encuentra. Si tu canción obtiene reproducciones provenientes de bots, aunque vos no lo sepas o no los compraras directamente, la plataforma puede eliminar esos streams de tus contadores y no te pagarán regalías ni contarán para los rankings.
Peor aún, pueden llegar a retirar tu canción de Spotify, o en casos extremos suspender tu cuenta de la distribuidora si parece que estuvieras involucrado en un fraude. Imaginá lanzar con esfuerzo un sencillo, lograr 100.000 reproducciones mágicas y luego despertar un día para ver tu tema borrado de Spotify. Sería devastador. Cada vez hay más reportes de artistas independientes que, sin saberlo, fueron añadidos a playlists de bots y luego vieron cómo su canción desapareció por violar términos. A veces ni tuvieron culpa directa, pero pagar por promociones desconocidas puede tener ese resultado.
Spotify incluso ha lanzado herramientas para reportar playlists sospechosas desde la propia plataforma de Spotify para Artistas. La plataforma sabe que las playlists fraudulentas dañan el ecosistema, pues desvían oyentes y dinero de forma engañosa. Un caso reciente en Brasil expuso un esquema masivo de streaming fraudulento. Más de 28 millones de reproducciones falsas gener
¿Cómo protegerte de las playlists falsas?
Desconfiá de las ofertas demasiado buenas. Ningún servicio honesto puede garantizarte un número fijo de streams o seguidores porque el consumo real no es predecible ni vendible de esa forma. La promoción musical orgánica no asegura cifras exactas, solo aumenta probabilidades. Quien venda certezas numéricas miente o hace trampa. En lugar de pagar por aparecer en playlists, considerá invertir en promoción legítima como anuncios en redes (Meta Ads, Google Ads, etc), relaciones públicas, creación de contenido y storytelling, envío a curadores serios.
Si descubrís que tu canción cayó en una playlist de bots sin tu consentimiento, actuá. Puede pasar aun si evitás servicios sospechosos. Hay reportes de estafadores que añaden canciones al azar a sus listas fraudulentas para después contactar al artista y decirle “oye, te puse en mi playlist, ¿quieres más streams? págame”. Esto le sucede sobre todo a artistas nuevos que no reconocen la trampa. Si te pasa, no pagues nada y considerá reportar esas playlists a Spotify para que las investiguen. También avisá a tu distribuidora para que esté al tanto, y monitoreá tu métricas de Spotify para Artistas.
El fraude en el streaming
Relacionado al tema anterior, profundicemos en los fake streams o reproducciones artificiales. Se denomina stream artificial a toda reproducción que no refleja una escucha genuina de un usuario real, sino que es producto de algún método de manipulación como uso el de bots, granjas de clicks, scripts automatizados, reproducción en loop sin oyente, etc. En pocas palabras, si alguien (un artista, un servicio, un sello) está inflando el contador de reproducciones de una canción mediante trucos y no con personas escuchando por voluntad propia, estamos ante streaming fraudulento.
Spotify explica que estas reproducciones falsas “diluyen el pool de regalías”, es decir, roban parte del dinero que debería repartirse a artistas legítimos y lo desvían hacia actores malintencionados. Yo personalmente tengo mis críticas hacia esta situación, pero pensémoslo así. Hay un pastel de dinero fijo que se reparte proporcionalmente según los streams de cada quien. Si muchos streams son falsos, esa porción de dinero se la llevan quienes hicieron trampa, reduciendo el pago a quienes obtenían reproducciones verdaderas. Además, los fake streams distorsionan el terreno de juego equitativo que el streaming busca ofrecer. En teoría, cualquier artista puede subir su música y competir por la atención de la audiencia global, pero si algunos hacen trampa, arruinan esa premisa justa.
La industria musical en general ha comenzado a tomar cartas en el asunto. Spotify es miembro fundador de la alianza Music Fights Fraud para combatir el fraude en streaming a nivel internacional. Las distribuidoras digitales de música suelen tener cláusulas que les permiten penalizar (incluso con multas) a los artistas o sellos que incurran en reproducciones artificiales. Y como mencioné antes, si Spotify detecta actividad fraudulenta en tu contenido, aplicará sanciones. No pagará regalías por esos streams, los excluirá de los conteos públicos y algoritmos, podría retirar tus canciones de playlists oficiales e incluso eliminar tus canciones de la plataforma en casos graves.
Para un artista independiente, lo más importante es mantenerse alejado de cualquier esquema de compra de streams y trampas en general de todo tipo. Algunas señales de alerta ya las he mencionado. También te podría incluir los famosos intercambios de streams o stream pods. Grupos de artistas que se organizan para reproducir las canciones de los demás en bucle. Aunque pueda parecer orgánico porque son personas, si la escucha es coordinada artificialmente solo para subir números y no por disfrute real, también se considera violación de las reglas. Por ejemplo, algunas comunidades en foros han intentado hacer eso y Spotify puede detectarlo si las métricas de skip, retención y origen de sesión no concuerdan con oyentes genuinos.
Un aspecto positivo es que no todos los picos anómalos significan fraude. A veces tu tema podría caer en una playlist de bots (como vimos) o un tercero podría intentar hacerte sabotaje (casos raros pero reportados, donde haters meten tu canción en bot farms para que te penalicen). Si ves algo muy extraño en tus datos, informá de inmediato a tu distribuidora o a Spotify mismo. Ellos pueden investigar y tomar medidas antes de castigarte.
Estrategias para contactar con curadores de playlists
Más allá de usar plataformas de envío de canciones a playlists, existen estrategias directas para encontrar y contactar curadores de playlists de Spotify por tu cuenta y hasta te podría servir para contactar radio hosts de acuerdo a tu nicho musical. Esto requiere algunas horitas de trabajo y habilidades sociales desarrolladas, pero puede rendir frutos sin gastar dinero sino tiempo y energía.
Aquí van algunos consejitos:
Playlists adecuadas para tu música
El primer paso es identificar en qué playlists podrías encajar. Lo segundo es buscar artistas similares a vos en estilo o idioma, pero que ellos ya tengan algo de presencia en Spotify. En el perfil de cada artista, dirigite a la sección “Dónde se le puede descubrir” donde Spotify muestra algunas playlists públicas que han incorporado temas de ese artista.

Si tu música se parece a la de X artista y está en una playlist determinada, probablemente tu canción también podría caber en esa lista. Armá un Excel con la lista de esas playlists relevantes para analizar las keywords y descripciones. También explorá comunidades en internet (grupos de Facebook, comunidades de Reddit o Quotar) donde a veces se comparten contactos
información de contacto del curador
Una vez que tenés ubicadas varias playlists objetivo, necesitás saber quién las maneja y cómo contactarlos. En Spotify suelen colocar esa información en la descripción. Muchos curadores añaden un correo electrónico o sus redes sociales, también a veces aparece el enlace a SubmitHub.

La mejor manera es realizar una búsqueda en Spotify donde escribirás tu género o nicho musical concatenado con el término “gmail.com” para obtener descripciones con los e-mails de los curadores para enviar tus canciones. Por ejemplo, “house music gmail.com”.
También LinkedIn puede revelar personas con rol de “Spotify Playlister” o “Spotify Playlist Curator”, aunque esto por fuera de los curadores de playlists editoriales. Según una guía de iMusician, las playlists muestran quién es el curador y muchas incluyen en la descripción su dirección de e-mail o redes sociales. Si no, podés buscar el nombre del blog, la playlist o el curador en LinkedIn, X, Facebook, TikTok, YouTube o Reddit. Con un poco de perseverancia, en general das con algún canal para llegarles.

El mensaje para los curadores
Ahora que tenés los contactos, viene la parte delicada, que es comunicarte con el curador. Tené en cuenta que las personas detrás de playlists reciben montones de solicitudes de artistas. Tenés que pensar maneras de destacarte siempre manteniendo el respeto y con algún mensaje personalizado.
Mi recomendación es que primero escuches un poco la playlist en cuestión y no te obsesiones con querer entrar en todas. Fijate en la onda general, si tiene que ver realmente con lo que vos hacés. Comenzá a seguir al curador en redes, investigalo y empezá a pensar maneras de enviarle un mensaje seductor presentándote brevemente.
Además de una presentación elegante de tu actividad musical y objetivos, podés colocar una breve reseña sobre su playlist, para que sepa que has prestado atención suficiente. Es bueno demostrar que de verdad la exploraste y aprecias su curaduría. Después comentale que tenés una canción que creés que podría encajar muy bien en esa lista, dando una razón concreta, pero sin mostrar desesperación. No olvides incluir el enlace de Spotify de la canción directamente.
Es importante mantenerse humilde, sin exigencias ni adulaciones en exceso. Y si intentan cobrarte por añadirte a una playlist, sencillamente comenzá a dudar.
Hacer un seguimiento
Después de contactar, no atosigues. Si no te responden en 1 o 2 semanas, podrías enviar un reminder, pero nada más. Si aún así no hay respuesta, no te preocupes más. Muchos curadores solo responden si están interesados. Si escucharon tu canción y no la añadieron, no insistas reclamando explicaciones; esto es subjetivo y puede que simplemente no encajara o tenían la lista llena.

Nunca tomes una no-inclusión como algo personal ni reacciones negativamente hacia el curador. El mundo de la música es pequeño, no conviene quemar puentes. Por el contrario, si lográs que te incluyan, agradecéselo efusivamente. Una buena práctica es compartir esa playlist en tus redes porque de ese modo también le llevás oyentes a su playlist.
Mantenete en contacto con esos curadores que te apoyaron. Avisales cuando tengas nueva música producida, por lanzar o ya lanzada, solo para continuar mostrándote. Ellos sabrán si continuar agregándote o no. Algunos podrían convertirse en aliados habituales que suben cada lanzamiento tuyo.
Comunidades de curadores y artistas
Existen foros y grupos dedicados a intercambio de playlists. Por ejemplo, en redes sociales hay comunidades de “Spotify playlist swap” donde curadores independientes comparten sus listas y aceptan música, mientras artistas comparten la música de otros en sus propias playlists. Estas dinámicas requieren precaución como evitar quid pro quo forzado que suene a manipulación, pero pueden ayudarte a conocer gente.
Como señala Symphonic Latino, participar en comunidades de playlists puede aumentar tus posibilidades de aparecer en listas de terceros. Comenzá buscando grupos de música en tu género donde se compartan playlists. Siempre con honestidad y sin presionar, a veces apoyar a otros, agregando canciones de colegas a tu playlist de artista, podría generar que espontáneamente ellos quieran corresponder.
Publicidad paga en Meta Ads para promocionar tu playlist
Además de las vías orgánicas, en años recientes ha surgido una estrategia de marketing interesante, que es la de usar publicidad en redes sociales (Meta/Facebook e Instagram Ads) para conseguir oyentes a playlists de curadores como parte de una estrategia más grande.
Tradicionalmente, los artistas han utilizado Facebook/Instagram para promocionar canciones específicas, por ejemplo, con un anuncio que invita a escuchar un nuevo single en Spotify. Sin embargo, algunos expertos han comenzado a recomendar dirigir esos anuncios hacia una playlist curada que incluya más que un solo lanzamiento, en lugar de llevar al usuario directamente a una sola canción.
La lógica acá es que si lográs que la gente siga tu playlist, podrían darle play recurrentemente y escuchar varios de tus temas (no solo uno), mejorando la exposición de tu catálogo. Además, una playlist con muchos seguidores puede crecer orgánicamente después y atraer aún más oyentes.
¿Cómo funciona esta estrategia?
Básicamente creás una campaña en el Administrador de Anuncios de Meta con objetivo de tráfico o conversión, segmentás una audiencia que coincida con el perfil de oyentes que buscás, pudiendo ser los gustos musicales similares a tu género, países objetivo, rango de edad y como destino ponés un enlace a tu playlist de Spotify.
Un cantautor indie podría segmentar personas que siguen a artistas similares en Instagram y al clickear en el anuncio los llevaría a una página intermedia (una landing page) con un botón de “Abrir en Spotify” dirigido a su playlist. Es importante usar una landing page con tu píxel de Facebook (herramientas como ToneDen, Feature.fm o el gratuito SubmitHub Links) para rastrear conversiones, ya que Facebook no puede trackear directamente clics dentro de la app de Spotify.
El anuncio en sí suele ser un video corto mostrando la playlist o algo como un hook visual. Por ejemplo, una captura de pantalla scrolleando la lista con textos del tipo “¿Te gusta el rock alternativo en español? ¡Sigue esta playlist!”. Esto despierta la curiosidad sin parecer spam. Si el anuncio está bien segmentado, atraerá a personas realmente interesadas en ese estilo de playlist. Al entrar, verán artistas conocidos mezclados con tus canciones, lo cual genera confianza y motivación para seguir la lista o escucharla entera.
Beneficios de esta estrategia
A diferencia de un anuncio que dirige a un solo track donde quizá el oyente escucha tu canción una vez y se va, una playlist bien curada puede generar múltiples escuchas. Por ejemplo, un especialista en marketing musical, Jon Anderson, compartió que con este método logró crear playlists que generan miles de streams mensuales de su propia música, convirtiéndose en una de las estrategias con mayor retorno de inversión (ROI) para artistas independientes actualmente.
La publicidad paga garantiza un flujo de visitantes a tu contenido. Si tu playlist está afinada, una parte de esos visitantes se convertirá en seguidores de la playlist y por extensión descubrirá tu música. Además, conseguir que usuarios guarden tu playlist equivale a que tu contenido les aparezca frecuentemente, casi como tener tu propio canal de radio sonando en sus dispositivos.
Otro beneficio es que todos los streams conseguidos son 100% reales, de gente que voluntariamente decidió darle click a tu anuncio. Esto además alimenta al algoritmo de Spotify con interacciones legítimas, a diferencia de comprar streams falsos que como ya vimos no aportan nada bueno. Incluso puede ayudar a detonar las playlists algorítmicas. Si muchas personas escuchan tu canción dentro de una playlist y la guardan, Spotify podría empujar ese tema al Descubrimiento Semanal de perfiles similares.
Los costos de la estrategia
Algunos artistas reportan costos por conversión (cada persona que visita la playlist) de entre $0,10 y $0,50 USD, pero varía por país target y nicho. Si ponés $5 diarios ($150 al mes), podrías obtener varios cientos de oyentes nuevos en ese período. Hay casos documentados de campañas de $1.000 que impulsaron enormemente una playlist, llevándola a decenas de miles de seguidores.
Hay que ser realista también porque no todos los que entren se harán fans tuyos. La playlist debe ser excelente para retenerlos y el factor azar es inevitable. Pensá que estás compitiendo por atención frente a muchas otras listas. Por eso, antes de meter dinero, optimizá tu playlist y probala con personas conocidas tuyas. Y muy importante, agregá también canciones populares y similares junto a las tuyas, especialmente al inicio de la lista, para enganchar al oyente. Si tu playlist es solo música tuya y no te conocen, pocos la van a seguir. En cambio, si abrís con un hit de un artista grande del género, luego 2 o 3 temas de otros medianos y entre medio deslizás tu último lanzamiento o el más popular, la experiencia será más natural y agradable. Es un delicado arte de curaduría.
Cómo enviar tu música a curadores de playlists
Además del contacto directo, existen varias plataformas online diseñadas específicamente para conectar artistas independientes con curadores de playlists, y a veces blogs, radios, etc. Estas herramientas sirven como intermediarios. En lugar de que vos busques uno por uno a los curadores, te permiten enviar tu música a múltiples curadores a través de un solo portal. Cada plataforma tiene su modelo, algunas son gratuitas con limitaciones y otras son de pago por sumisión o campañas y conviene usarlas con expectativa realista. No garantizan que te acepten en listas, pero sí facilitan el proceso y aseguran que tu canción será escuchada y evaluada por curadores inscritos en ellas.
Veamos cuáles son las webs reconocidas y por qué te las recomendaría (o no):
SubmitHub

Es una de las plataformas más populares de los últimos años. Funciona con un sistema de créditos en donde comprás o ganás algunos gratuitos limitados y los usás para enviar tu canción a curadores de playlists, bloggers y hasta influencers de TikTok/Instagram afiliados (un nuevo y raro negoción). Cada envío cuesta unos 1-3 créditos según el curador (aprox $1-$3). El curador se compromete a escuchar al menos 20 o 30 segundos y dar feedback escrito si rechaza (dando motivos). Típicamente, la tasa de aceptación es baja, puede que solo un 20% de los envíos logren encontrar lugar en una playlist, pero al menos obtenés feedback para mejorar.
SubmitHub permite filtrar por género y estilo para escoger bien a quién enviar. La ventaja es que controlás a quién enviás tus canciones uno por uno, gastando poco por intento. La desventaja es que puede ser frustrante por los rechazos y algunos curadores dan un feedback superficial. Aún así, muchos artistas latinos lo usan y han conseguido ser agregados en playlists de nicho extranjero a través de SubmitHub.
Groover

Plataforma originada en Francia, ahora internacionalizada y con versión en español. Similar a SubmitHub en el modelo de negocios ya que pagás por cada curador/medio al que enviás. Groover cobra 2 “Grooviz” que cuestan €2 por envío. Garantiza respuesta en 7 días. Tiene bastantes curadores de habla hispana inscriptos, lo cual es bueno para la música en español. Yo personalmente trabajo en Groover como curador y debemos dar feedback más extenso. Groover se ha promocionado mucho en Latinoamérica recientemente e incluso cuentan con un programa llamado “Groover Obsessions” para destacar artistas que les fue bien en la plataforma. Tenés como ventaja el feedback garantizado, pero es algo más costoso que SubmitHub.
Playlist Push

Representa el modelo “campaña” en vez de sumisiones individuales. Aquí el artista paga una tarifa fija como un mínimo de $300 para que Playlist Push envíe su canción a cierto número de curadores de playlists predeterminados por ellos y enfocados en tu género. Su promesa es alcanzar decenas de listas de cierta talla.
Es bastante costoso, por lo que suele ser usado por artistas con presupuesto de sello o managers. La tasa de éxito puede ser mayor que con envíos manuales, pero no tenés control sobre a qué playlists va tu música. Confiás en la segmentación de ellos directamente. Han obtenido resultados para muchos artistas, pero también hay críticas de que a veces las playlists obtenidas no generan tantos streams. El enfoque está en los mercados anglo en su mayoría, aunque supuestamente tienen curadores latinos también. En resumen, no la recomiendo.
Daily Playlists

En esta plataforma también trabajo como cuardor. Es un sitio gratuito donde creás una cuenta, conectás tu cuenta personal de Spotify y podés postular tus canciones a playlists de una base de curadores independientes. Tenés un límite de envíos por mes para evitar spam.
A diferencia de SubmitHub, aquí no pagás por envío, pero tampoco hay garantía de feedback. Simplemente, si al curador le gusta, te añade. Es útil para artistas con cero presupuesto, aunque toma tiempo revisar y enviar a cada playlist. Muchos curadores pequeños están en Daily Playlists. Las playlists aquí funcionan a través de gates que te piden seguirlas a cambio de enviar tu canción, incluso sin garantizar su inclusión.
Soundplate

Es un empresa “discográfica” con sede en Londres que, además de otras herramientas de marketing, tiene un sistema de submissions a playlists asociadas. En Soundplate enviás tu track y ellos lo muestran a curadores que utilizan su plataforma (no necesariamente listas propias de Soundplate, sino terceros). Es gratuito el envío y suele haber playlists sobre todo de electrónica, dance, pop. Requiere crear una cuenta y te pueden interesar otros servicios más. como smart links, creación de artworks, mastering en línea y más.
Hay un abanico amplio de opciones para hacer llegar tu música a curadores. En la práctica, muchos artistas utilizan una combinación, quizás enviando vía SubmitHub/Groover a algunos y a otros los contactan por email directo, aunque paralelamente promueven su propia playlists con anuncios.
Lo importante es apuntar bien. Es preferible 5 envíos bien pensados que 50 a lo loco. Una tasa de éxito del 10% ya es buena en estos servicios, así que no te desanimes por rechazos. Tené en cuenta que cada inclusión lograda es un paso adelante y cada feedback constructivo una oportunidad de mejorar o de entender mejor el mercado.
¡NO TE OBSESIONES CON LAS PLAYLISTS!

Al usar estas plataformas, no estás pagando por garantías de streams, sino por la oportunidad/tiempo del curador para que evalúe tu canción. Esto no infringe las políticas de Spotify siempre que lo que pagues sea por servicio de promoción legítimo, lo cual implica escuchar y considerar tu música, no solo un tema de reproducciones o puestos asegurados.
Las plataformas que te mencioné se han consolidado precisamente porque operan dentro de reglas éticas. Los curadores dan su opinión honesta y deciden según su criterio editorial, no por soborno. Aun así, si detectás alguna lista sospechosa dentro de ellas, lo podés reportar a la plataforma o en Spotify mismo para mantener la integridad del sistema.
Los algoritmos y su influencia en los oyentes y artistas
Hablar de playlists hoy día es también hablar de algoritmos. En Spotify coexisten tres tipos de playlists:
- Las Editoriales (curadas por humanos de Spotify)
- Las de Usuarios (curadas por personas independientes)
- Las Algorítmicas (generadas automáticamente para cada usuario según sus hábitos)
Estas últimas, que incluyen ejemplos como Radar de Novedades, Descubrimiento Semanal, Mixes Diarios y la Radio, se han vuelto extremadamente influyentes en cómo la gente consume música. De hecho, estudios recientes señalan que la escucha programada o guiada por algoritmos ya constituye alrededor del 34% de las reproducciones totales en Spotify, mientras que el 60% sigue siendo escucha activa (donde el usuario elige manualmente qué oír).
Aproximadamente 1 de cada 3 streams que suceden en Spotify proviene de una recomendación algorítmica, no de una búsqueda directa del usuario. Las playlists algorítmicas por sí solas generan más del 21% de todas las reproducciones en la plataforma y su peso sigue creciendo año a año. Esto ha cambiado la conducta de los oyentes, ya que muchos ahora simplemente reproducen las mezclas personalizadas que Spotify les arma, confiando en que el algoritmo les pondrá música de su agrado, en lugar de decidir canción por canción. A esto le podemos añadir la inclusión de DJ, una herramienta dinámica con IA que hace que Spotify reproduzca música con narrativas.
Para los artistas independientes, entender esta dinámica es bastante determinante. La influencia de los algoritmos en la conducta humana se manifiesta de tal forma que el oyente promedio tiende cada vez más a la comodidad de la recomendación, lo que significa que lograr entrar en ese carril algorítmico puede ponerte frente a muchísimas personas de manera pasiva. Ellos no te buscaron, Spotify te sirvió en bandeja a su feed.
Por ejemplo, un usuario que escucha siempre su Mix Diario centrado en pop urbano, puede descubrir tu nueva canción si Spotify la incluye ahí junto a otros temas similares. Y una vez que el usuario desarrolla el hábito de consumir playlists automáticas (lo cual es muy común, sobre todo en actividades como trabajar, manejar o hacer ejercicio), el algoritmo tiene un rol protagónico en moldear su gusto. Algunas críticas señalan que esto puede hacer más homogénea la experiencia musical. El algoritmo refuerza lo que ya te gusta y rara vez te saca de tu zona de confort, a menos que deliberadamente explores. Sin embargo, también hay quienes lo ven positivo o facilitador para descubrir artistas emergentes que de otra forma no se llegarían a escuchar. En esto influye, supuestamente, la herramienta Discovery Mode.

Fresh Finds y otras playlists algorítmicas
Spotify ha indicado que Fresh Finds, una playlist editorial algorítmicamente apoyada que destaca emergentes, ayudó a impulsar a varios artistas indie al conectar sus canciones con el público adecuado en base a datos de escucha. En general, los algoritmos de recomendación analizan miles de datos de comportamiento como las canciones que saltás, cuáles repetís, a qué volumen escuchás, a qué horas del día, en qué contextos. Con eso arman un perfil y tratan de predecir qué otras canciones te mantendrán enganchado en la plataforma.
El objetivo es siempre maximizar el tiempo de escucha de cada usuario (la sesión). Si una canción provoca que muchos la escuchen entera, la guarden y sigan al artista, el algoritmo entiende que es un contenido valioso y lo ofrecerá a más usuarios similares para retenerlos. Por el contrario, si lanza una canción a modo de prueba en un Mix Diario y la mayoría la skipea a los 5 segundos, la relegará por considerarla irrelevante o poco atractiva para ese público y probablemente comience a desaparecer de las recomendaciones.
La influencia del algoritmo de Spotify
Para mantener la experiencia variada, Spotify incorpora cierta aleatoriedad y ajustes. Por ejemplo, si empezás a escuchar un género nuevo, va a tardar unos días en adaptar tus recomendaciones y no te saturará al primer cambio brusco, para confirmar que de verdad te interesa ese género. Aun así, hay debates sobre si la algoritmización de la música limita la curiosidad del oyente o la potencia. Para mí es un poco de ambas cosas, dependiendo del usuario.
Los algoritmos han creado nuevos incentivos y comportamientos en la producción musical. Muchos artistas ahora piensan en cómo gustarle al algoritmo además de a la gente. ¿Ejemplos? Canciones más cortas y con inicio rápido para evitar ser saltadas en los primeros segundos. ¿Es esto bueno o malo? Depende de a quién preguntes. Por un lado, ha democratizado oportunidades. Si tu canción realmente conecta con la gente, aunque seas independiente o la hayas producido para las masas, el algoritmo puede detectarlo y amplificarlo.
Artistas también a lo largo de estos años han reportado que se sienten presionados a componer hooks pegadizos antes del segundo 10, porque si no la gente pasa de largo. También, como mencioné, el enfoque en playlists ha generado una obsesión por el corto plazo en detrimento, quizá, de experiencias más profundas como el álbum conceptual o la exploración fuera de fórmula.
Asimismo, los algoritmos han influido en la conducta colectiva. Ha surgido la tendencia de playlisting por estados de ánimo (mood playlists). Mucha gente ahora no busca por artista sino por vibe: chill, workout, study. Spotify ha capitalizado eso con playlists populares tipo Peaceful Piano o Viva Latino. Esto tiende a priorizar canciones que mantengan cierto ambiente constante. Un artista puede verse en la encrucijada de crear música más playlist-friendly, quizás temas más homogéneos que encajen en mood playlists o arriesgarse con algo radicalmente distinto pero que puede quedar fuera de los algoritmos. Son decisiones creativas influenciadas por entender cómo se consume la música hoy.
La obsesión de los artistas con las playlists
Para finalizar, toca abordar una cuestión de mentalidad que es la obsesión casi enfermiza que muchos artistas han desarrollado con las playlists. No cabe duda de que figurar en playlists importantes puede ser transformador para una carrera, eso lo sabemos todos. Pero en los últimos años, se percibe que algunos músicos ponen todas sus esperanzas y creencias limitantes en este aspecto, casi midiendo su valor artístico en el ingreso a playlists. Esta fijación puede resultar contraproducente en varios sentidos.
Estar pendiente 24/7 de las métricas de Spotify para Artistas, ver a cuántas playlists te añadieron, cuántas te sacaron, comparar tus números con los de otros artistas, todo eso puede causar un desgaste mental tremendo. Esta dependencia emocional de algo que en gran medida no podés controlar es peligrosa para la salud mental del artista. Es comprensible caer en ella, al fin y al cabo, como decía el artículo de Symphonic, vivimos en un entorno obsesionado con las estadísticas y rankings, pero es importante mantener perspectiva.
Tu valor como artista no se define por cuántas playlists te incluyeron este mes. A veces una canción no entra en ninguna gran lista, pero poco a poco logra millones de reproducciones gracias a los fans y al boca en boca. O al revés, podés entrar en varias playlists y aun así no convertir ese impulso en fandom real. Entonces, no dejes que las playlists sean la única brújula de éxito.

La obsesión playlistera puede hacer que descuides otros aspectos clave de tu carrera. Hay quienes invierten todo su dinero en campañas de playlist pitching y se olvidan de armar un buen show en vivo, de interactuar con su audiencia en redes, de hacer prensa tradicional o videos interesantes. Las playlists son solo una pieza del rompecabezas promocional. Nada reemplaza construir un vínculo directo con tus seguidores.
Si mañana desaparecieran las playlists, ¿tendrías alguien que te escuche de verdad porque les importa tu música y no porque el algoritmo te recomendó?
Aunque uses toda la información y herramientas mencionadas en este informe, también dedicá tiempo a cultivar comunidad, responder mensajes de oyentes, dar conciertos incluso en formato livestreams, colaborar con otros artistas. Esas cosas generan lealtad a largo plazo, algo que ninguna playlist garantiza.
Recordemos la esencia, que es la calidad de la música. Enfocate en componer, producir y lanzar la mejor música posible. Algo que conecte realmente con la gente y forme parte de tu storytelling en los contenidos. Eso al final es lo que puede llevarte más lejos, con o sin playlists. Si tu canción tiene pasta o genera algún tipo de conversación o reacciones, la gente la va a compartir, usar en sus videos, hablar de ella. La obsesión por playlists a veces hace que los artistas traten de formular su arte para encajar en lugar de innovar o expresar algo único. No caigas en esa trampa.
La moraleja de todo lo que te escribí es que uses a las playlists como aliadas y como puentes. Aprovechá todas las oportunidades que brindan y las que te comenté en este informe para ampliar el alcance de tu música, pero no pierdas de vista la creación artística ni la estrategia general en tus redes y con tus contactos, que al final son la razón por la que hacemos música.